Al igual que en todas las fobias, cuando la persona llega a perder el control de si misma, es porque la suma de factores que desencadenan los temores, generan todo tipo de reacciones tanto biológicas como emocionales, facilitando la aparición de grandes cambios en el comportamiento (reacciones molestas para ellas mismas como para los demás) y sentimientos generalmente muy negativos; estas reaciones contribuyen a que la situación que origina el miedo, como por ejemplo un viaje en avión en nuestro caso, gane la batalla y las personas sufran realmente momentos de gran dolor emocional y de desgaste físico.
El descomponer los factores biológicos y emocionales que se manifiestan en una persona con miedo, independiente de la intensidad con que se viva (del temor leve hasta al pánico), puede ayudar para el inicio de un tratamiento enfocado a la mitigación del mismo.
Es claro que el componente emocional, es el desencadenante de las reacciones biológicas, como el aumento del ritmo cardiaco, la presión arterial, la frecuencia o ritmo de respiración, entre otras sintomatologías asociadas.
El gran miedo a volar, no es un miedo a sentir vacios -movimientos bruscos del avión ascendiendo o descendiendo- o a que el piloto tenga mal tiempo en la ruta, o a que se produzca una emergencia por una llanta que se pincha o explota y el avión tenga que regresar al aeropuerto de origen. El miedo que realmente siente la persona es a... morir. Ese es el miedo real... a morir! Eso si sucediera un accidente, pero las estadísticas muestran que volar en avión es más seguro que cualquier otro medio, inclusive que caminar por los andenes de una ciudad.
Es interesante observar como en los relatos de las personas que afirman tener miedo a volar, coinciden en sus reacciones fisiológicas y pocas en expresar el fondo real de sus miedos. No es algo consiente del pasajero.
Para contrarrestar esas vivencias tan negativas, el conocer más sobre el mundo de la aviación ha permitido reducir los factores emocionales y cognitivos desencadenantes del miedo a volar. El conocimiento de la física del vuelo, del diseño de los aviones y de la seguridad tanto en la contrucción de las aeronaves como en la formación profesional de los pilotos, se convierte en la mejor "pastilla" que alivia los nervios y los miedos.
Ese "conocimiento" serio y más cercano a la realidad de volar, ha logrado reducir en porcentajes muy importantes y significativos el miedo a viajar en avión, tanto que hasta algunas personas terminan haciendo sus cursos de pilotos y con el tiempo comienzan a disfrutar de los vuelos.
Si quiere hablar sobre este tema, siéntase en la libertad de hacerlo; tranquilo que su miedo lo viven al año más de un millón de personas en el mundo entero. Con lo anterior quiero afirmar, que usted no es el único ser en la Tierra que padece esa gran angustia. Lo importante si es, que el miedo a volar tiene manejo para reducirlo y solo usted puede dar ese paso.
El descomponer los factores biológicos y emocionales que se manifiestan en una persona con miedo, independiente de la intensidad con que se viva (del temor leve hasta al pánico), puede ayudar para el inicio de un tratamiento enfocado a la mitigación del mismo.
Es claro que el componente emocional, es el desencadenante de las reacciones biológicas, como el aumento del ritmo cardiaco, la presión arterial, la frecuencia o ritmo de respiración, entre otras sintomatologías asociadas.
El gran miedo a volar, no es un miedo a sentir vacios -movimientos bruscos del avión ascendiendo o descendiendo- o a que el piloto tenga mal tiempo en la ruta, o a que se produzca una emergencia por una llanta que se pincha o explota y el avión tenga que regresar al aeropuerto de origen. El miedo que realmente siente la persona es a... morir. Ese es el miedo real... a morir! Eso si sucediera un accidente, pero las estadísticas muestran que volar en avión es más seguro que cualquier otro medio, inclusive que caminar por los andenes de una ciudad.
Es interesante observar como en los relatos de las personas que afirman tener miedo a volar, coinciden en sus reacciones fisiológicas y pocas en expresar el fondo real de sus miedos. No es algo consiente del pasajero.
Para contrarrestar esas vivencias tan negativas, el conocer más sobre el mundo de la aviación ha permitido reducir los factores emocionales y cognitivos desencadenantes del miedo a volar. El conocimiento de la física del vuelo, del diseño de los aviones y de la seguridad tanto en la contrucción de las aeronaves como en la formación profesional de los pilotos, se convierte en la mejor "pastilla" que alivia los nervios y los miedos.
Ese "conocimiento" serio y más cercano a la realidad de volar, ha logrado reducir en porcentajes muy importantes y significativos el miedo a viajar en avión, tanto que hasta algunas personas terminan haciendo sus cursos de pilotos y con el tiempo comienzan a disfrutar de los vuelos.
Si quiere hablar sobre este tema, siéntase en la libertad de hacerlo; tranquilo que su miedo lo viven al año más de un millón de personas en el mundo entero. Con lo anterior quiero afirmar, que usted no es el único ser en la Tierra que padece esa gran angustia. Lo importante si es, que el miedo a volar tiene manejo para reducirlo y solo usted puede dar ese paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario